Título: ‘El hombre de Grafeneck
Autor: ‘Félix Jaime Cortés

Lorenz Hackenholt, un oficial mecánico con conocimientos de albañilería afiliado a las SS, comienza en Noviembre de 1939, tras una entrevista con Viktor Brack, responsable del programa T-4 de eutanasia compasiva desarrollado por los nazis, su trayectoria como criminal de guerra y constructor de cámaras de gas en lugares tan siniestros como Grafeneck en Alemania, Belzec, Madjanek y Treblinka en Polonia, y San Sabba en Italia.
En Mayo de 2007, con un día de diferencia, son brutalmente asesinados los jóvenes Manuel Merchant en Aínsa, provincia de Huesca, y Roberto Solano en Madrid. La prensa atribuye la muerte de este último a un asunto de drogas. Dos años más tarde, Sandra Limonero, novia de uno de los jóvenes asesinados, conoce a Bernardo Soto, un escritor, famoso en el pasado, que ha perdido la inspiración. Juntos, recorrerán los recovecos de una trama de asesinatos, oscuros secretos, amor y una acción constante, digna de la novela que Bernardo hubiera deseado escribir.
El hombre de Grafeneck es una novela basada en hechos reales, cuya parte de ficción transcurre paralela a la trayectoria vital del constructor de cámaras de gas del Tercer Reich. Contiene dos historias: una ambientada en la Alemania nazi, y la otra en pleno siglo XXI, unidas ambas por un hilo conductor que se irá desarrollando de una manera sorprendente y atractiva para el lector. La trama, que logra unificar dos destinos dispares, desembocará en un final absolutamente inesperado.
En el prólogo del libro “Los doctores nazis”, su autor, Robert Jay Lifton, nos cuenta que al hablarle a un superviviente de Auschwitz de los estudios y entrevistas que Lifton había realizado a varios criminales del Tercer Reich que mostraban en ellas su lado humano, este respondió: resulta diabólico que no fueran diabólicos.
A continuación, el superviviente de Auschwitz le formuló a Lifton la siguiente pregunta: ¿Cómo llegaron a convertirse en asesinos?.
El hombre de Grafeneck, novela estrictamente documentada, trata de indagar en esa cuestión, mostrando el lado siniestro de los asesinos nazis, pero también su lado humano, su día a día, sus ilusiones, sus relaciones familiares y amistosas, su forma de pensar, sus grandes y pequeñas miserias, y el mecanismo mental que les llevó a exteriorizar y a asumir como rutina de trabajo la naturaleza más perversa del ser humano.
Probablemente, tal y como daba a entender aquel superviviente de Auschwitz con su afirmación, conocer la naturaleza humana de los hombres y mujeres que participaron en aquello, resulte más terrible que imaginarlos como seres diabólicos.